Desciende al sótano de los colibríes, golondrinas y murciélagos, en el cerro Hueco, de Quiroga Juan Carlos Huante / La Voz de Michoacán
Aunque llegar a la meta es extenuante, la experiencia vale la pena entre un camino de pinos, encinos y cedros, donde se encuentra ese impresionante e intrigante agujero.
¿Eres aventurero y gozas de una buena condición física? Este paradisiaco lugar es para ti, situado en un área volcánica muy cerca de la llamada “Capital mundial de las carnitas”.
Cerca de los cerros del Tzirate, Azul y Guayabo, en el municipio de Quiroga, se encuentra uno, quizá no tan conocido para muchos, pero que aguarda una experiencia única para los amantes del senderismo y de los deportes extremos como el rappel.
Es el cerro Hueco, al que se llega en un trayecto a pie de aproximadamente 7 kilómetros y con una duración de casi dos horas. Si bien es cansado llegar a la meta, vale la pena recorrer el camino entre pinos, encinos y cedros, y un exquisito aroma a naturaleza, además de una espectacular vista el paisaje en el que sobresale el lago de Pátzcuaro.
Cuando se está en la copa se contempla el que alguna vez fue un cráter volcánico colmado de vegetación, sobre el cual incluso acampan.
Y por la orilla se continúa por un sendero hasta llegar a ese impresionante e intrigante agujero, por el cual este cerro toma su nombre.
Si quieres adentrarte en las entrañas de este sótano, al que muchos consideran el sótano de colibríes y golondrinas, se puede descender por una larga escalera, o a través del rappel para los profesionales.
Ya en esa parte de profundidad, también se encuentra una cueva oscura que es hábitat de murciélagos.
Para quienes lo han visitado, estar en el fondo es una experiencia única, donde se contempla la grandeza de la naturaleza y la pequeñez del ser humano.
¡Atrévete!
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