Los caminos y senderos que recorren nuestras geografías son el legado de transeúntes que los trazaron a lo largo de decenios y en algunos casos siglos. Son un elemento imprescindible para la vida en el medio rural, fundamental para recorrer los paisajes y que, además, proporcionan identidad al lugar. Sin embargo, a pesar de esto, los caminos como tema de estudio suelen ocupar un lugar secundario en cualquier disciplina que trabaja sobre el territorio, restándole la importancia que tienen en la vida cotidiana y en el propio carácter que le otorgan al paisaje.
Y es que “todo camino lleva a un lugar”, es la premisa formulada desde la perspectiva geográfica. Pero ¿a dónde?, ¿qué pretende conectar?, ¿a qué recurso ambiental nos conduce?, ¿qué otros seres vivos lo utilizan? o ¿cómo afecta al paisaje por el que atraviesa?
En torno a los caminos y senderos nacen conceptos como el del excursionismo, senderismo o montañismo. Cada una de estas actividades tiene su propia historia cargada de anécdotas y personajes. Desde que dos turistas ingleses, Windham y Popocke, visitaron por ocio el entonces desconocido valle de Chamonix, en 1741, se inicia el proceso de constitución del término excursionismo. Más tarde, en 1786, Jacques Balmat, lugareño del mismo valle, realizó la hazaña de ascender la cumbre del Mont Blanc, el pico más elevado de Europa, alentado por un concurso promovido por el naturalista suizo Horace-Bénédict de Saussure. Así fue como los Alpes se convierten en el destino fetiche de los curiosos de la naturaleza a finales del siglo XVIII en europa y surge el término alpinismo.
Más allá de las interesantes anécdotas en torno a los Alpes, la actividad de realizar excursiones también posee una vocación científica y pedagógica en sus orígenes. Rousseau y Pestalozzi, en la segunda mitad del siglo XVIII, son considerados los ideólogos de la pedagogía moderna entre otras cosas por considerar que la enseñanza intuitiva estimula la capacidad de cada alumno a partir de la observación directa del objeto de estudio. Ya en el siglo XIX, inicia una interesante fase de agrupación de académicos de diferentes disciplinas -científicos, pintores, literatos, naturalistas, geógrafos - cuyo interés común es profundizar sobre el espacio geográfico que les rodea. Es el inicio del excursionismo asociado que se vería reflejado con la constitución del primer club excursionista, el Alpine Club de Londres, en 1857.
Por su parte, el senderismo, es decir, la actividad deportiva que consiste en recorrer caminos o veredas campestres, tiene una connotación recreativa desde sus orígenes. Se lo debemos a Claude-François Denecourt, un antiguo combatiente del ejército napoleónico y amante de los bosques de Fontainebleau. Para dar difusión a los encantos de estos bosques cercanos a París, se le ocurrió señalar los caminos pintando sobre las piedras y los árboles, de esta forma evitaban que los caminantes se desorientaran. Denecourt lo llevó al plano turístico reproduciendo además, los caminos sobre un mapa del área. Esta actividad continúa hasta nuestros días de tal manera, que se han creado editoriales cartográficas dedicadas exclusivamente a la elaboración de guías senderistas al estilo originario de Denecourt.
Los senderos en el sur de Morelia
Actualmente, con el fin de fomentar el ecoturismo en áreas rurales, entidades públicas de algunos países financian este tipo de publicaciones en beneficio del desarrollo local y la conservación de áreas con interés natural. Bajo la perspectiva de que los senderos pueden convertirse en un recurso ecoturístico como estrategia para el desarrollo rural, surgió el proyecto “Elaboración de topoguías senderistas como práctica docente y como herramienta para el análisis geográfico” (proyecto PAPIME/UNAM PE303414) que, desde inicios de 2014, desarrollan Iván Franch, Jesús Fuentes y Carla Suárez, profesores de la Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad Morelia, en el campus de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El proyecto tiene como objetivo elaborar una guía senderista en el sureste de Morelia que permitirá realizar un análisis geográfico con fines didácticos, y apoyar el desarrollo de las comunidades rurales a través de prácticas que favorezcan el ecoturismo en la región. Al hacerlo, se rescata la vocación pedagógica de realizar excursiones pero sin abstraerse del senderismo recreativo actual. El área de estudio abarca, entre otras, a las comunidades de Jesús del Monte, Ichaqueo, Tumbisca y La Escalera. La zona tiene un alto interés ambiental y paisajístico, atrayendo al turismo local que acude durante los fines de semana a disfrutar de sus bosques, cascadas y senderos, en donde pasan un rato agradable en el tiempo libre. A la par, los pobladores de la región buscan alternativas de desarrollo económico y cada vez se esfuerzan más por ofrecer servicios a los visitantes.
A la fecha, para el sureste de Morelia se han propuesto doce rutas senderistas que suman alrededor de 120 kilómetros, extendiéndose por una superficie de unos 250 km2. Estos caminos pretenden conectar al usuario con los elementos más singulares del sureste moreliano, desde el punto de vista paisajístico con apoyo de los miradores emblemáticos como el de La Escalera, el de la Virgen o desde lo alto de Pico Azul; desde el aspecto hidrográfico, al disfrutar bellos saltos de agua como los de Ichaqueo, San Miguel del Monte o Pino Real; desde lo geológico, al apreciar imponentes fallas de paredes rocosas; e incluso desde lo histórico, al reseñar el patrimonio de cada una de las localidades por las que transcurren los caminos.
Desde el punto de vista biológico, es interesante destacar que por su accidentada topografía, el sureste moreliano presenta grandes reservorios de agua que ofrecen condiciones favorables para la existencia de numerosas y abundantes especies de fauna y flora. Según estudios recientes, en el área se estima que coexisten 206 especies de vertebrados terrestres, que corresponden a 132 especies de aves, 32 de mamíferos, 25 especies de reptiles y 17 de anfibios. De ellas, destaca el ajolote michoacano o achoque (Ambystoma ordinarium), especie endémica de Michoacán. Por otra parte, los bosques de pino-encino, pino y bosques de galería son los principales elementos que integran el paisaje. Justo en esta área, comienza la zona de transición entre la región húmeda alta del borde del municipio de Morelia que colinda con el inicio de la selva baja de la región de Tierra Caliente en Michoacán.
El estudio integral a detalle de la zona sur de Morelia es posible gracias a la participación de alumnos de las licenciaturas en ciencias ambientales, geohistoria y geociencias de la ENES Unidad Morelia, y de la licenciatura en biología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Su apoyo y experiencia en este proyecto les ha permitido desarrollar determinadas capacidades creativas como la observación, fotografía, redacción y uso de técnicas en campo. Este proyecto rescata elementos cotidianos del paisaje para reflexionar sobre ellos y otorgarles un protagonismo del que generalmente carecen. Sin duda, la experiencia demuestra que el mundo es un gran laboratorio de aprendizaje y experimentación que permite una construcción colectiva, desde distintas disciplinas, a favor del conocimiento del patrimonio natural y cultural de una región.
Para saber más:
Alvarado, L. F., Mijangos, A., García, G. F. y Fuentes, J. J. (2013). «Inventarios participativos de fauna para el ordenamiento territorial comunitario del ejido de Tumbisca: importancia para la toma de decisiones. En Sánchez, M., Bocco, G. y Casado, J. M. (coordinadores)» La política de ordenamiento territorial en México: de la teoría a la práctica. México: UNAM, pp. 269-293.
Asociación Mexicana de Turismo de Aventura y Ecoturismo [en línea]. http://www.amtave.org
Díaz González Iturbe, A. (1986). Pestalozzi y las bases de la educación moderna. Ediciones El Caballito. México. 159 p.
Fédération Française de la Randonnée Pédestre. Le catalogue des topo-guides [en línea]. http://www.ffrandonnee.fr
Jahn, A. (1940): «Excursionismo y alpinismo. Historia de su evolución». Boletín de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales, n 39, Caracas, 70 p.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario