Esta capilla se ubica en la localidad de Pomacuarán, municipio de Paracho de Verduzco. Fue construida en el siglo XVI. En uno de los muros exteriores se puede leer "1672" que se cree que es la fecha en que se llevó a cabo la reconstrucción. La nave está delimitada por muros de piedra con lodo y cal. El techo del lugar está finamente pintado con figuras y símbolos religiosos. Cada 29 de septiembre se llevan a cabo festejos en honor del santo patrono de la capilla.
Pomacuarán es un pequeño poblado, como muchos de los poblados de la meseta P’urhépecha, que se ubica en la carretera, ahora asfaltada, que comunica a Paracho con una serie de comunidades de la sierra, entre ellas San Felipe de los Herreros, Nurio, Cocucho, etc. Se asienta en una pequeña loma, que un tiempo fue rodeada de una selva de pinos y pinabetes.
El conjunto de casas, ya modernizadas de concreto y de techos de lámina, se acomodan a lo largo de la carretera como si quisieran dormir a la orilla del asfalto.
Sabemos que los frailes Franciscanos fundaron la antigua Iglesia cuyos muros y ruinas se encuentran al pie del cerro, frente al actual poblado. La actual Iglesia del pueblo, es lo que era la antigua capilla del Hospital, que como todas las capillas no tiene campanario y las campanas se ubican a la entrada del atrio actual, en una estructura independiente y muy sencilla. En medio del actual atrio la cruz de cantera, elemento fundamental en todos los atrios de los templos P’urhépechas. Esta capilla forma parte de las Iglesias o Capillas que Vasco de Quiroga, llama “las Capillas Sixtinas de Vasco de Quiroga”, por estar decoradas con pinturas y expresiones religiosas dibujadas en los techos de madera.
Desde afuera no se percibe la riqueza pictórica de arte netamente popular del maravilloso cielo que se encuentra pintado en las tablas de la cubierta interior con un profundo sentido religioso en donde las escenas marianas se mezclan con el antiguo testamento y las bienaventuranzas, precedidas por ángeles que desde el coro entonan música celestial.
Es curioso que en la actualidad sólo se conserve la capilla del Hospital que funciona como la única Iglesia, contrario a lo que sucede con la mayoría de los conjuntos religiosos de esa época donde lo que permanece en el tiempo es la Iglesia y se tienen abandonadas o desaparecidos las capillas de los Hospitales.
Si usted viene por esta región, no deje de hacer un alto en la capilla del hospital de Pomacuarán, vale la pena detenerse en este pueblito singular y admirar otra de las múltiples capillas sixtinas de Vasco de Quiroga. No se arrepentirá.
Pomacuarán es un pequeño poblado, como muchos de los poblados de la meseta P’urhépecha, que se ubica en la carretera, ahora asfaltada, que comunica a Paracho con una serie de comunidades de la sierra, entre ellas San Felipe de los Herreros, Nurio, Cocucho, etc. Se asienta en una pequeña loma, que un tiempo fue rodeada de una selva de pinos y pinabetes.
El conjunto de casas, ya modernizadas de concreto y de techos de lámina, se acomodan a lo largo de la carretera como si quisieran dormir a la orilla del asfalto.
Sabemos que los frailes Franciscanos fundaron la antigua Iglesia cuyos muros y ruinas se encuentran al pie del cerro, frente al actual poblado. La actual Iglesia del pueblo, es lo que era la antigua capilla del Hospital, que como todas las capillas no tiene campanario y las campanas se ubican a la entrada del atrio actual, en una estructura independiente y muy sencilla. En medio del actual atrio la cruz de cantera, elemento fundamental en todos los atrios de los templos P’urhépechas. Esta capilla forma parte de las Iglesias o Capillas que Vasco de Quiroga, llama “las Capillas Sixtinas de Vasco de Quiroga”, por estar decoradas con pinturas y expresiones religiosas dibujadas en los techos de madera.
Desde afuera no se percibe la riqueza pictórica de arte netamente popular del maravilloso cielo que se encuentra pintado en las tablas de la cubierta interior con un profundo sentido religioso en donde las escenas marianas se mezclan con el antiguo testamento y las bienaventuranzas, precedidas por ángeles que desde el coro entonan música celestial.
Es curioso que en la actualidad sólo se conserve la capilla del Hospital que funciona como la única Iglesia, contrario a lo que sucede con la mayoría de los conjuntos religiosos de esa época donde lo que permanece en el tiempo es la Iglesia y se tienen abandonadas o desaparecidos las capillas de los Hospitales.
Si usted viene por esta región, no deje de hacer un alto en la capilla del hospital de Pomacuarán, vale la pena detenerse en este pueblito singular y admirar otra de las múltiples capillas sixtinas de Vasco de Quiroga. No se arrepentirá.
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