lunes, 2 de marzo de 2020

Mitos de la Historia Mexicana. De Hidalgo a Zedillo - Alejandro Rosas - Editorial Planeta

Alejandro Rosas Robles
Divulgador de la historia y escritor. Dedicado la divulgación histórica desde hace 29 años. Fue coordinador de Investigación Histórica de Editorial Clío (1998-2002) y coordinador de divulgación de la Comisión del Bicentenario (2008). Fue colaborador del programa televisivo “El Mañanero” con Brozo y del programa de radio “Buenos días” de Radio Centro.

Actualmente colabora en la revista “Relatos e historias en México” y W Radio. Co-conductor del programa “El refugio de los conspiradores”, en Proyecto 40. Curador de la exposición “El Palacio en la mira: 1913” (junio-septiembre, 2013) y guionista del documental “1910. La revolución espírita”. Entre sus obras destacan: “Mitos de la historia mexicana", “Sangre y fuego”, “365 días para conocer la historia de México”, “99 pasiones en la historia de México”, “Érase una vez México”, “La trilogía” y el más reciente, “México Bizarro”.


México.- En entrevista con Martha Debayle el historiador Alejandro Rosas (Facebook.com/Alejandro Rosas  @arr1910) hablando de lo que pensabas que sabías de la historia.

Durante la segunda mitad del siglo XX, la historia oficial reconstruyó el pasado a partir de verdades a medias o mentiras completas.

El sistema político mexicano reinterpretó la historia a modo, creó bandos irreconciliables y planteó la evolución política mexicana de forma maniquea, una lucha constante entre buenos y malos. 

La historia oficial se creó alrededor de una serie de mitos que desvirtuaron los hechos pero que permearon en el imaginario colectivo de la sociedad.
Acontinuación los 10 mitos  

1. La mujer de la conquista, El mito. Hernán Cortés realizó la conquista con tan sólo 900 soldados españoles, gracias a las armas de fuego y a los caballos que impresionaron a los indígenas, y a la ayuda que prestó la Malinche, como traductora, traicionando así a su raza

La realidad. Las armas de fuego y los caballos impresionaron en un primer momento a los indígenas, pero luego de las primeras escaramuzas se dieron cuenta de que los españoles morían tan fácilmente como cualquier otro enemigo

Con un ejército de 900 hombres habría sido imposible derrotar un imperio con vocación para la guerra y con más de 100 mil habitantes. Después de la derrota de la Noche Triste en junio de 1520, Cortés hizo importantes alianzas con pueblos indígenas que deseaban la caída de Tenochtitlan.

Para el sitio que impuso a la capital imperial, Cortés tenía aproximadamente 1200 soldados españoles y más de 100 mil aliados indígenas. Antes de conocer a los españoles, la famosa “doña Marina” estaba condenada a una vida miserable: era esclava del cacique gordo de Tabasco.

Cortés la recibió junto con otras veinte mujeres, como un tributo después de la batalla de Centla, en abril de 1519. Todas fueron bautizadas y a Malintzin le pusieron por nombre Marina. El conquistador no reparó en ella pero como Marina –en palabras de Bernal Díaz del Castillo- “era de buen parecer, entrometida y desenvuelta” se la entregó a Hernández Portocarrero.

Pero Cortés se percató de su talento poco después, en San Juan de Ulúa, cuando Jerónimo de Aguilar, el español que traducía del maya no pudo entenderse con los enviados de Moctezuma que hablaban náhuatl y Marina fue quien habló con ellos. Entonces Cortés “la tomó aparte –escribió el cronista Francisco López de Gómara- y le prometió más que libertad si le trataba verdad entre él y aquellos de su tierra, pues los entendía y él la quería tener por su faraute y secretaria”.

De esa forma, la famosa Marina unió su suerte a Cortés; no sólo fue su intérprete, sino también su compañera. Según las crónicas, por entonces, tendría 15 años, y el conquistador le dio tan buen trato que se enamoró de él y le sirvió incondicionalmente.

Marina llegó a salvarle la vida, como ocurrió al advertirle que en Cholula le preparaban una emboscada. Cortés, por su parte vio en ella a una mujer valiente y arrojada y hasta 1524 fue su amante.

 2. El vendepatrias, El mito. La mayor acusación que le hizo la historia oficial al caudillo jalapeño, Antonio López de Santa Anna fue la de haber sido un vendepatrias. Que los 2 millones 400 mil kilómetros cuadrados de territorio que México perdió en la guerra contra Estados Unidos (1846-1848), se debieron a su responsabilidad, además de Texas y La Mesilla

 La realidad. Santa Anna fue once veces presidente entre 1833 y 1855. En esos años, participó en tres conflictos internacionales que le costaron a México pérdida de territorio pero sólo en uno vendió personalmente parte del territorio nacional y bajo circunstancias muy peculiares

El primer conflicto fue la guerra de Texas en 1836. Los texanos buscaban independizarse de México y fueron apoyados por mercenarios y filibusteros norteamericanos.

Santa Anna levantó un ejército y fue a combatir personalmente a los texanos. Fue responsable de la pérdida de Texas, no porque la hubiera vendido a Estados Unidos, sino por su escaso talento militar y su exceso de confianza; luego de la victoria en El Álamo, decidió dormir una siesta en San Jacinto (21 de abril de 1836), a escasos 800 metros frente al enemigo; al despertar ya tenía a los texanos encima.

Llevado prisionero a Washington se comprometió a convencer al gobierno mexicano de reconocer la independencia de Texas, lo cual no consiguió. El segundo conflicto fue la guerra entre México y Estados Unidos; nuevamente sus escasas luces para la guerra lo llevaron a perder todas las batallas en las que participó.

Pero el tratado de Guadalupe-Hidalgo, con el cual México cedió la mitad de su territorio a cambio de 15 millones de pesos, no fue firmado por Santa Anna, además de que ya no era presidente de la República.

Al caudillo jalapeño sólo se le puede acusar de haber vendido personalmente el territorio de La Mesilla, cerca de 77 mil kilómetros cuadrados que se localizan entre los estados de Arizona y Nuevo México.

Fue una venta obligada porque el gobierno de Estados Unidos amenazó al gobierno mexicano, que encabezaba Santa Anna de iniciar una nueva guerra si no cedía dicho territorio.

El presidente Santa Anna negoció la venta del territorio a cambio de 7 millones de pesos.

El texto completo lo encuentras en el link: 






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