Comentario del libro “La dieta anti Dukan” JUAN REVENGA 16 DE FEBRERO DE 2012.
Hace unos días ya les comentaba la noticia de una nueva aparición editorial, el libro titulado “La dieta anti Dukan” de Terica Uriol y Ana María Pascual de Ediciones B, y prometí que lo leería y que lo comentaría. En esas estamos. Vamos allá
Páginas: 222, de las cuales 111, justo la primera mitad, se dedican a desmontar el método Dukan (además de otras dietas de moda) es decir, a hablar de lo perjudicial que es y de los “posibles” efectos secundarios del método Dukan y de otras dietas de moda o milagrosas. “Posibles” está entre comillas porque pese a la opinión dogmática de que estos efectos secundarios son inherentes al seguimiento del método Dukan, en las ciencias de la salud resulta conveniente hablar más en términos de probabilidades o de aumento o disminución del riesgo, que en forma de “seguridades”.
El tiempo que le dediqué en una lectura crítica y analítica fue de 4 horas y media. Tiempo en el que dilapidé un taco de post-it enterito con el fin de anotar aquellos aspectos del libro que llamaron mi atención o que, con mucha más frecuencia, simplemente estaban mal o eran inexactos o susceptibles de matización. Me llamó la atención qué: - El índice ocupa nada más y nada menos que 5 páginas, y que
- En la segunda mitad del libro, las otras 111 páginas, lejos de encontrar una detallada propuesta dietética, se hallan: una pequeña loa a la dieta mediterránea; la presentación del “original” método propuesto por la autora, “la dieta del bocadillo”, y del que se dice de sí misma Terica Uriol ser la inventora; además, recetas y más recetas (hasta ocupar 25 páginas con ellas) y, al final, un llamamiento a la “depuración” para todos aquellos a los que les hubiera ido mal el método Dukan (y no en referencia a la depuración mental, que bien podría ser, si no a la necesidad de seguir algún tipo de estrategia dietética depurativa post-Dukan).
Vamos a ver, en el libro encontramos cosas buenas y cosas no tan buenas. A mi entender es bueno:- La existencia en el mercado de una réplica, más o menos documentada, a los arriesgados planteamientos propuestos en el método Dukan con sus infinitos ejemplares vendidos. Una alternativa a quienes sin conocer demasiado del tema se plantean con espíritu crítico la apisonadora editorial del señor Dukan. Ya está, se acabó, no le encuentro mayor bondad.
En sentido contrario sí que le encuentro diversos puntos débiles y que quiero señalar con el más puro afán de crítica constructiva. En cuanto a la forma:- La utilización de testimonios para defender los aspectos negativos del método Dukan. Resulta que en el documento de Postura del Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (GREP-AED-N) referido al método Dukan y publicado en la web del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (y que es mencionado en el texto para remachar su mensaje), se menciona que el método Dukan es milagroso por reunir una serie de características entre ellas la de incluir relatos, historias o testimonios para aportar credibilidad. Resulta cuando menos chocante que en este libro se encuentren no menos de 10 testimonios o casos (reales o ficticios, quién lo sabe) a los que se dedican, más o menos, 36 páginas. Hacerlo así, con testimonios, es una de las claves para desenmascarar dietas milagro.
- La escasez de citas y referencias en la bibliografía, hay muy pocas. Sin ir más lejos el documento del GREP-AEDN contiene 22 citas bibliográficas para refrendar su postura en un documento que escasamente ocupa un folio y medio. Sin embargo, el libro aporta 21 citas bibliográficas para criticar a Dukan, para apoyar sus tesis, para defender su “dieta del bocadillo”, etc. algo a todas luces escaso. No obstante la autora hace mención a múltiples estudios de espectaculares resultados, que no digo que no sean ciertos, pero que desde luego no cita o no lo hace de la forma más idónea para que el lector interesado pueda comprobarlo por sus propios medios. Como decía Ben Goldacre en su muy recomendable “Mala ciencia“, escribir un libro con “apariencia” erudita es muy fácil, consiste en dispersar unos cuantos números entre paréntesis o en superíndice a lo largo del texto… eso le da el aspecto de una obra erudita.
- Pero lo peor no es no citar, lo peor es plagiar y hacer propio el trabajo de otros. En concreto en la página 28 del libro la autora menciona 6 claves para distinguir las dietas milagro, pues bien, esas 6 son las mismas que las que se pueden encontrar en el documento de la American Dietetic Association “Position of the American Dietetic Association: food and nutrition misinformation“. Pero hay un detalle más, en el libro se mencionan 6 como las premisas de las dietas milagro, y no 9. Tantas como 9 son las que contiene el documento original. ¿saben cuál de entre las tres que faltan no se menciona? Pues sí, acertaron, la de “incluir relatos, historias o testimonios para aportar credibilidad“.
- Además, de nuevo en la página 28, se señalan una serie de características para descubrir las dietas milagro, entre estas, aquellas que se caracterizan por prometer resultados rápidos, sin esfuerzo y anunciando que son seguras, algo en lo que estoy totalmente de acuerdo. No obstante, al hablar de su dieta dice textualmente que es una “dieta eficaz, sana, divertida y, sobre todo fácil de seguir”. ¿No es esta una forma bastante directa de contradecirse salvo que también se considere su propuesta dietética como una más entre las dieta milagro?
- Siguiendo con temas relacionados con la forma es francamente mejorable la escasa precisión con la que en el texto se hace referencia a los profesionales sanitarios. Para empezar la autora, Terica Uriol, en la contraportada, viene definida como “dietista-nutricionista” y no lo es. Miente en cuanto a su categoría profesional (ver Ley 44/2003 de Ordenación de Profesiones Sanitarias, LOPS). ¿Verdad que nadie se diría de sí mismo que es médico sin serlo o por el mero hecho de saber mucho de medicina? Médico es quien tiene el título universitario que así le define y le representa como tal. Pues con el término dietista-nutricionista (las dos palabras juntas y separadas por guión) sucede exactamente igual, se precisa de un título universitario concreto y no se es dietista-nutricionista por el único y mero hecho de saber mucho de estas disciplinas. En este sentido y de igual forma se refiere al señor Dukan en términos de “doctor” cuando no lo es, como “nutricionista” o “dietista” cuando tampoco; a los verdaderamente “dietistas-nutricionistas” como simplemente “dietistas” o “nutricionistas” y de ella misma se dice en la presentación “nutricionista”, una denominación sobre la que habría que discutir mucho su adecuación a la luz de la disposición adicional segunda de la LOPS: “No podrán utilizarse otras denominaciones [profesionales] que, por su significado, puedan inducir a confusión con aquéllas”.
- Ya por último en este aspecto, la portada. Manzana (verde) y cinta métrica al canto. En cuanto al título, en la portada, destaca la palabra Dukan sobre cualquier otra reservando sólo para el apellido del señor Dukan la letra de mayor tamaño. Una práctica legítima, que duda cabe, pero cuestionable desde un punto de vista utilitarista.
En cuanto a los contenidos:
- Poca chicha, adecuada eso sí, pero poca chicha. Haciendo buena la expresión de D. Abel Mariné relativa a que las dietas de moda tienen cosas originales y buenas pero que las originales no son buenas y las buenas no son originales, en este libro encontramos un montón de cuestiones históricamente conocidas y defendidas por la comunidad científica. Me parece estupendo, lo digo de verdad, el poder contar con un libro que denosta aquellas propuestas dietéticas carentes de aval científico y que proponen una forma de comer más equilibrada y que es acorde con las recomendaciones común y racionalmente aceptadas. Pero la originalidad brilla por su ausencia.
- No me convence el uso del concepto práctico de “dieta”. La venta o publicidad de una solución a los problemas de obesidad a partir del “hacer dieta” me parecen estrategias desafortunadas e ineficaces en el momento de dirigir este mensaje a la población general. Entiendo que, en lo que se refiere al título, las cuestiones de marketing editorial hayan tenido un peso importante. No pretendo entrar demasiado en este tema y prefiero dirigir a todo aquel que esté interesado en el concepto de no hacer dieta jamás al magnífico libro de Julio Basulto “No más dieta” Ed. Random-House Mondadori (nótese que también figura en su portada una manzana verde, sí, pero tachada en lo que podría ser entendido como un mensaje de lo que se va a encontrar dentro).
- Hay mucho más, inexactitudes varias y errores poco deseables. Por ejemplo, me dejó de piedra la siguiente expresión (página 57): “Otros efectos adversos del estado de cetosis son las cefaleas […] El motivo es que el cerebro no está bien alimentado sólo con grasa“.
- No me resisto a dejar de destacar en relación a los contenidos, la invitación que se hace en el libro a la necesidad de “depurar” el organismo tras el seguimiento durante un tiempo del método Dukan. Fíjense en este reciente artículo (“Alternative Detox“, publicado el 31 de enero de 2012 en la prestigiosa publicación British Medical Bulletin) en él se razona que las terapias desintoxicantes como herramienta y fin dentro de las terapias alternativas, incluidas las dietéticas, constituyen un reclamo publicitario habitual, pero que carecen hasta el momento de la evidencia necesaria en cuanto a su utilidad. Los autores del artículo mencionado recomiendan por tanto huir de todas aquellos métodos, dietas o sistemas que realicen afirmaciones tendentes a la desintoxicación: naturopatía, homeopatía o estrategias dietéticas desintoxicantes (o depurativas) entre otras. En descargo de la obra que ahora comento se puede decir que este artículo es muy novedoso, más que la publicación del libro. No obstante, el uso de estos conceptos (desintoxicante, depurativo, etc.) es y ha sido considerado por la comunidad científica como sospechoso y habitualmente vinculado a un entorno poco serio.
- Por último, conviene también prestar atención a las recetas propuestas y al carácter “divertido” del plan “la dieta del bocadillo, tal y como se hace referencia a ella en el libro. Cuando alguien te invita a que en una receta de cogollos con anchoas escurras el aceite de la lata (hasta aquí aceptable) y que además las seques con un papel absorbente o te sugiere que para una receta de arroz con pollo se utilice media cucharada de aceite para freír toda una pechuga de pollo cortada en dados, conviene preguntarse qué concepto tiene ésa persona de la diversión en la mesa.
En resumen, un libro que quizá le pueda venir bien a quien no tenga mucha idea de nutrición o a quien crea (equivocadamente eso sí) que “hacer dieta” es una de las claves para adelgazar. Por todo lo demás, dada su escasez de buena originalidad y su falta de rigor no cabe sino plantearse una vez más la pregunta, ¿hacía falta? Yo creo que no.
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