Nina Teicholz is a journalist who became an advocate opposed to the mainstream nutritional principle that saturated fat is unhealthy and should be minimized in the American diet. Teicholz worked as a reporter for National Public Radio and became a freelancer, contributing to publications including The New York Times, The Washington Post, Gourmet, The New Yorker, The Economist, Salon, and Men's Health. She said that she became interested in dietary fats while doing a series of stories investigating food for Gourmet, and was assigned a story on trans fat that was published in 2004. Her 2014 book, The Big Fat Surprise: Why Butter, Meat and Cheese Belong in a Healthy Diet, traced the history of US diet guidelines; in the book she discussed the science behind the guidelines and the influence of industry lobbying on them, and also questioned the emphasis on avoiding saturated fat. She advised readers to "eat butter; drink milk whole, and feed it to the whole family. Stock up on creamy cheeses, offal, and sausage, and yes, bacon". The book made The New York Times Best Seller list that year, and was named one of the Top 10 Non-Fiction Books of 2014 by The Wall Street Journal and one of the year's best science books by The Economist. The book was criticized by nutritionists including Marion Nestle. Teicholz authored an opinion piece with similar themes in The Wall Street Journal in October 2014 that caught the attention of hedge fund founder John Arnold, who recruited her to join the efforts funded through his Laura and John Arnold Foundation to fight obesity, namely through the Nutrition Science Initiative, which does research, the Action Now Initiative, a lobbying group, and the Nutrition Coalition, which is aimed at improving dietary guidelines. |
In February 2015, the US Dietary Guidelines Advisory Committee (DGAC) released its report, written to provide a foundation for the 2015 Dietary Guidelines for Americans, and The New York Times published an op-ed by Teicholz criticizing the committee and its work. The Arnold Foundation funded further work by Teicholz on the DGAC report, which was published in the British Medical Journal in September 2015. In that article, Teicholz continued the themes of her book and her February op-ed, and wrote that the DGAC showed bias against fat and meat and did not use all the available evidence, and that members had undisclosed conflicts of interest. The BMJ circulated a preprint of the article with a press release, and Teicholz' claims were widely covered in the media. Teicholz' claims were harshly criticized by the DGAC, the US Department of Health and Human Services, the Center for Science in the Public Interest, and others, including a petition signed by 180 scientists, and they called for the BMJ to retract the article or issue corrections. The BMJ issued a correction in October 2015 and another in December 2016, the latter with a statement that after an independent review of the paper, it had decided not to retract it. Meanwhile, the Arnold Foundation had been pressing for Congressional hearings about the DGAC report and attempted to block the release of the 2015 Dietary Guidelines for Americans; its lobbying group arranged meetings for Teicholz with members of Congress and White House staff. Teicholz and the Foundation were criticized at the time for being allies of the meat and dairy industries in their lobbying and other public relations efforts to maintain high levels of meat and dairy consumption by US consumers. Teicholz' advocacy has been criticized by Marion Nestle for making strong claims about the benefits of a low carb, high fat diet that go beyond what the science can support; Nestle wrote of Teicholz' advocacy: "It does little to foster the health of the public to make nutrition science appear more controversial than it really is." Teicholz is an advocate of beef consumption. Beef industry leader Amanda Radke has written in Beef Daily that "Today's best beef advocates wear a variety of hats [...] like Nina Teicholz or Gary Taubes who turn against conventional health advice to promote diets rich in animal fats and proteins". In 2017, Salim Yusuf stated that Teicholz "shook up the nutrition world but she got it right", a statement for which he was immediately and broadly criticized, as he had been for prior statements outside the mainstream of nutrition science. |
PLATICAMOS CON NINA TEICHOLZ ACERCA LA GRASA NO ES COMO LA PINTAN En el año 2014, en Estados Unidos, se publicó el libro The Big Fat Surprise (utilizando un juego de palabras con la expresión en inglés “Big Fat“, cuyo segundo vocablo también significa grasa en este idioma) e inmediatamente se convirtió en un tema polémico entre el público, los medios y las industrias a las que se refería. Ahora, la editorial Penguin Random House trae esta obra a nuestro país. En el libro, Nina demuestra cómo es que una dieta baja en grasa es perjudicial para la salud, mientras que existen alimentos considerados “dañinos” que en realidad pueden ayudarnos a conseguir todas nuestras metas; como perder los kilitos ganados durante las fiestas de fin de año, por ejemplo. Tuvimos la oportunidad de entrevistar a Nina Teicholz, y esto fue lo que nos contó: Nina, ¿cuánto tiempo tomó la investigación para escribir este libro? Casi diez años. Porque las preguntas que me planteé son muy difíciles, y hay mucha ciencia alrededor y se necesita llegar hasta el fondo de la misma, además tuve que convencerme de que estaba bien. Tuve que leer e investigar todo para asegurarme de que mis conclusiones eran adecuadas. ¿Qué fue lo más difícil de escribir este libro? En un punto me di cuenta que mis conclusiones acerca de la ciencia eran contrarias a lo establecido. Todo nuestro gobierno, expertos de salud y doctores defendían algo que no era exacto. Cada noche me tiraba en el suelo y le decía a mi esposo “no puedo hacer esto” (risas), porque sabía de antemano que me volvería extremadamente controversial, y que esta obra y yo seríamos criticados, juzgados, que tomaría demasiado atacar a una gran industria. ¿Cómo afectan los medios de comunicación masivos a la forma en la que percibimos la comida? Los medios son muy poderosos, pues son los traductores de la ciencia. En nuestro país, están muy influenciados por la industria. Si los medios tienen que publicar una nota al día, no pueden pasarse diez años investigando si está bien o está mal, así que es difícil que sea cien por ciento fiable. Pero los medios también son importantes, ayudan a construir la conversación nacional alrededor de un sinfín de temas. ¿Por qué hay algo mal en la ciencia de la nutrición? Una de las cosas es que ha adoptado la rama de la nutrición es una hipótesis que nunca se demostró cierta y se contradice en varios estudios, pero se convirtió en una suerte de dogma para el campo de la ciencia alimenticia; y están atorados, y no pueden revertir este set de ideas. Y no pueden ver la nueva evidencia. Simplemente no pueden. Es una religión, realmente; cuando llevas 50 años en una religión, es difícil aceptar otras cosas, piensas que no son ciertas, las descartas. Ése es un gran problema de dicha ciencia. Otro problema es que tiende a confiar en una ciencia más débil llamada Ciencia de Asociación, o epidemiología, que muestra asociaciones, pero no ecuaciones. En esta ciencia débil, que se puede manipular fácilmente, las verdades son raramente “verdaderas”, y esa ciencia es responsable por los cimientos tan endebles de toda nuestra política de nutrición. Un tercer problema es que siguen los deseos de los fundadores de las empresas, eso resulta en mucha mala ciencia. La industria farmacéutica no quiere gente sana, quieren que tomes sus pastillas; y la industria alimentaria quiere venderte cualquier basura que produce. Parte de todo esto es una gran conspiración, la otra parte es genuinamente rigidez intelectual. ¿Por qué una dieta baja en grasa es malo para la salud? Si quitas la grasa, automáticamente incrementas lo carbohidratos. Si no consumes, por decir un ejemplo, carne durante la cena, lo sustituyes por leguminosas, pastas; o en vez de comer tocino en el desayuno, tomas el cereal. Así es que las personas toman estas decisiones, y no siempre son las ideales. Las grasas buenas son las que encuentras en la carne, el queso, la mantequilla…, pero también en aceites de coco y palma. Dichas grasas no sólo son seguras, sino que son buenas. Es la única comida en el planeta que aumenta tu buen colesterol. Y le han dicho a la gente que producen enfermedades cardiovasculares. ¡Es ilógico! Y, por el contrario, las grasas que sí debemos evitar son las que precisamente nos dijeron que eran buenas, las que son productos industriales. Ni siquiera son para humanos. De por sí, cocinar con aceites es “peligroso”, porque cuando se calientan se derivan en cientos de elementos oxidados, de los cuales algunos son tóxicos, y causan inflamación del cuerpo. Así que mejor cocinar con mantequilla o manteca, en vez de los aceites que se venden. ¿Y qué hay de las grasas trans? No son buenas para la salud porque se pegan a tu membrana celular, la endurecen. ¿Las dietas veganas…? ¡Inmensamente popular hoy en día!, aunque nunca se han hecho estudios serios acerca de ellas. Si vas a tomar una droga, te gustaría saber que ese medicamento pasó por un proceso, que se hicieron pruebas, que algo avala que tu doctor te lo esté recetando. No se han hecho pruebas en una dieta vegana, así que ¿será sana? ¿mejor que cualquier otro régimen alimenticio? Quién sabe… Ni siquiera hay datos históricos de alguna población que haya sobrevivido con una base de alimentación vegana. Claramente, no evolucionamos de esa forma. Además de las grasas, ¿qué otros mitos consideras que existen alrededor de la comida? La idea de que la carne te da cáncer; que la sal es mala para el organismo, así puedo decir varios casos. Oh, pero quizá la más importante es ésta: Mucho cardio no te ayuda bajar de peso. Lo que sí ayuda es levantar pesas. Yo tenía problemas con mi peso antes, y no importaba cuánto corriera o saltara, o que me quitara las grasas, no lograba bajar. El cambio llegó cuando incluí grasas a mi dieta y comencé a levantar peso. ¡Funciona! ¡Wow! ¿Y qué otros beneficios has notado al practicar todo esto que comentas? Personalmente, y además lo dicen varios estudios, si consumes muchos carbohidratos -que se traducen como glucosa- llega un momento en el que quiebras; sin embargo, con la grasa no hay glucosa. A mí me pasa que siempre estoy calmada; jamás tengo cansancio, mi energía es más estable. Necesitas grasas para que tu piel funcione adecuadamente, así que ahí, de igual forma, ves cambios. Antes me enfermaba mucho, cada año, y ahora ¡jamás! En cinco años no me he enfermado. Otro punto interesante, consumir grasas quita la migraña. Ahora, se investiga más a fondo, pues parece que revierte enfermedades como el cáncer. ¿Quieres publicar otro libro? Me gustaría pronto, pero aún no. Estoy muy involucrada en temas de nutrición basada en buena ciencia, en reformar y cambiar la concepción que se tiene acerca de este aspecto. En eso trabajo, actualmente, pues creo que es algo muy importante, tener pólizas nutricionales correctas. ¿Algún mensaje final para nuestros lectores? Las industrias tratan de ignorar que esta evidencia existe, e intentan callarnos. A mí, a otros doctores, tratan de prevenir que la gente nos escuche. Justamente, ahí es donde debe entrar la prensa, para difundir las voces. Es una especie de guerra, hay mucho en juego, pero creo que las cosas cambiarán. Cada día, más personas se unen y luchan por este cambio de paradigma. Lo más hermoso de este trabajo, es poderle brindar a las personas la posibilidad de reconectar con su cuerpo. |
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